OPINIÓN
Carlos G. Rivero Quintana(*)
Ni encuestas ni ruido mediático, quien decide en democracia es el pueblo el día de las elecciones, que desde la libertad y su responsabilidad decide quién gobernará para decidir las políticas del futuro. Los resultados electorales que los españoles hemos decidido obligan a que unos y otros tengan que dialogar hasta llegar al entendimiento para poder formar gobierno.
Sin embargo, la cuestión que subyace ahora es quién será el que más va a ceder, y mucho, para poder echará andar una legislatura en el que el rodillo ya no se pueda volver a aplicar (antaño algo habitual cuando el bipartidismo imperaba en el gobierno de la nación).
Ha habido un claro ganador y único beneficiario: el PP, que obtiene 14 escaños más (hasta 137) respecto a las pasadas elecciones. Recupera votantes moderados, y parte de su electorado que se quedara en su casa en las pasadas elecciones, con una estrategia de campaña que le ha dado excelentes resultados, y uno de cuyos principales ejes pivotaba sobre el "miedo" a la extrema izquierda que representan Unidos Podemos. No obstante, el PP de Rajoy es la novia fea que nadie quiere y obtener la presidencia con la connivencia de la abstención de los nacionalistas y/o del PSOE, es una utopía que ni en el mejor de los sueños el PP podría esperar.
El PSOE pierde 5 escaños (hasta 85) respecto a las pasadas elecciones, y deja a las claras que a parte de su electorado el pacto con C´s no le ha gustado y que deben orientarse hacia la izquierda para conformar gobierno. El PSOE, y en particular su candidato, necesita retomar unas negociaciones en que se manifieste su liderazgo y consiga las importantes concesiones de un hipotético gobierno con Unidos Podemos, para calmar las aguas internas del propio PSOE y que no terminen por arrastrar a su candidato y progresivamente a diluir a un PSOE muy debilitado en elecciones pasadas. La opción de abstención para dejar gobernar al PP es muy remota, aunque no imposible.
Sobre Podemos, que se queda tal cual estaba (71 escaños), partido que atrae simpatías en los ambientes nacionalistas y que ya de por sí sus confluencias tienden a captar votos entre ese nicho de votantes, tendrá que redirigir una estrategia que en ningún caso estimule las ansias o las excusas de determinados barones del PSOE (en particular el "derecho a decidir", y en el que el PSOE no va a transigir debido a las connotaciones internas que esta le supondría) para no cerrar el pacto de izquierdas que tanto anhelan. Complicado lo tienen, y su lenguaje, formas y fondo, deberá ser medido y calibrado para llegar a dar soluciones a sus votantes, que ansían un cambio profundo y que piensen en ellos. Las expectativas que han marcado son muy altas, al igual que el batacazo que se pueden dar si su proyecto se desnaturaliza demasiado.
Ciudadanos (C´s), que se define como partido de Centro, pierde 8 escaños (hasta 32) respecto a las pasadas elecciones. Su acercamiento al PSOE para conformar gobierno en la pasada legislatura le ha costado muy caro, y en un primer análisis (muy superficial), el votante moderado del PP le ha dado la espalda para retornar al PP. De un modo u otro, C´s se sitúa en un espectro imposible, la de apoyar la idea de la Gran Coalición, incluyéndolos a ellos, e incompatibles con Unidos Podemos para conformar gobierno.
A todo esto el tiempo pasa y los problemas de la ciudadanía persisten, y sin consenso y concesiones de unos y otros con posibilidades de gobernar, harán eternas las próximas negociaciones. La políticas, en lugar de centrarse en gestionar miedos, tienen que estar orientadas a dar soluciones eficientes, con altura de miras y despejando las incertidumbres que llevan a esos miedos, y que pueden caer en actuaciones o medidas irracionales centradas a corto plazo, cuando lo que se tiene que explorar es la búsqueda de soluciones que sienten las bases de un futuro tranquilizador y que marque un horizonte de esperanza también para las futuras generaciones, haciendo gala de valentía, veracidad, objetividad, y de sentido común.
Ante lo ocurrido en la anterior y breve legislatura, solo habrá gobierno, con el permiso de los nacionalistas, si unos y otros superan las consabidas líneas rojas. Es de esperar que pongan en común las ideas convergentes, a hablar de los problemas de la gente y de darles soluciones desde la defensa, sin complejos, del interés general y con generosidad, para poder afrontar con garantías la importante agenda reformista que queda por delante en los próximos años. Para ello es necesario prescindir de los personalismos y los egocentrismos de los partidos (y de sus líderes)que tienen posibilidades de conformar gobierno, aparcando los intereses partidistas y/o identitarios obligatoriamente.
Decía Charles-Maurice Talleyrand Périgord (1754-1838) religioso, político y estadista francés, conocido como Talleyrand: "Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible". Esta icónica frase refleja el actual escenario del panorama político de nuestro país. ¿Podrán revertirse las diferencias entre unos y otros en defensa del interés general de la ciudadanía?. ¿Habrá nuevo gobierno o será necesario un tercer proceso electoral?. Solo el tiempo lo dirá.
Ha medida que pasan los días temo más unas hipotéticas terceras elecciones. Lo que supondría una vergüenza no sólo a nivel nacional sino internacional. Por su parte, los partidos que defienden la democrática son los primeros en dar las espalda a la soberanía popular. Hay un claro ganador de las elecciones y democraticamente todos deben moverse para facilitar que gobierne el que el pueblo ha dado el voto mayoritario. Lo contrario sería un atentado a la misma. Pensar más en sus propios partidos y personas que en el interés popular.
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