La extraña convergencia de los pactos en época electoral

Noticias Gran Canaria / www.guayadequedigital.es 
OPINIÓN
Carlos G. Rivero Quintana (*)

A escasos meses de las elecciones generales en nuestro país, comienza el baile de posibles pactos para concurrir en una lista unitaria que en determinados casos no pasa por ser, cuando menos, de difícil comprensión para un electorado cada vez más exigente.

Vaya por delante, la legitimidad en democracia de "sumar" con otra u otras formaciones políticas, ahora bien, es cuando menos extraño la tendencia de partidos nacionales de argumentar pactos con formaciones políticas de corte nacionalista, las cuales no tienen tapujos en manifestarse como independentistas, en la tendencia de aunar esfuerzos hacia una ideología (de las llamadas de izquierdas o de derechas) u otro argumento de "interés colectivo" que beneficia a la sociedad de una determinada región de nuestro país.

Es extraño cuando se generan pactos entre formaciones políticas con una percepción política, al menos en el fondo, con unos "mismos objetivos" (nacional o nacionalista), y así por ejemplo Canarias constituye un claro ejemplo de estas paradójicas alianzas, por ejemplo: en la actual legislatura la del PP-CCN; la más que posible alianza del PSC-PSOE con NC (siendo esta última la que, desde su libertad, expone la bandera de las siete estrellas verdes (inequívocamente independentista) que preside sus congresos).

Se podrían plantear enfoques de los más variopintos en este sentido, pero considero que lo que subyace de estos pactos extraños (nacional-nacionalista), como los antes mencionados, deja entrever que: o bien no tienen un proyecto sólido que defender y que arrastre votantes hacia el mismo; ó que se pretende aprovecharse de la injusta ley electoral actual para reducir el impacto de formaciones emergentes que pretenden plantear algo alternativo a estos partidos tradicionales, y que están generando nerviosismo en algunos que están acomodados en las instituciones durante bastantes años y pretenden continuar otros tantos (dado que sus cifras no les cuadran para, al menos, mantenerse).

Al final se cumple aquel dicho de que: "la política hace extraños compañeros de cama".